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Dios llamó al firmamento «cielo».
    Llegó la tarde y después la mañana.
    Ese fue el segundo día.

Luego Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo
    se junten en un solo lugar,
para que aparezca el suelo seco».
    Y así sucedió.
10 Dios llamó a este suelo seco «tierra»
    y a las aguas que se habían juntado las llamó «mar».
Y Dios vio que estaba muy bien
    esto que había hecho.

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